Saturday, July 31, 2021

Viviendo con depresión



Antes de comenzar este post, quisiera decir que no busco ofender o incomodar a nadie. Solo hablo desde mi propia experiencia al redactar sobre vivir con depresión, ya que cada persona lo puede experimentar de forma distinta. Si consideras que síntomas y/o sentimientos que estás teniendo son a raíz de algún problema, te aconsejo que busques ayuda, ya que nuestra salud mental es igual de importante que la física. No soy psicólogo ni psiquiatra, así que todo lo que verán hoy nace solo de mi experiencia como paciente, no como profesional de la salud mental; sin embargo, aquí estoy para escucharlos si alguna vez lo necesitan. 

¿Cómo podría comenzar a describir lo que es vivir en mi piel a diario? 

Algunos días necesito sexo. 
Algunos días necesito amor. 
Algunos días no necesito nada de nadie. 

Algunos días siento que quiero salvar el mundo. 
Algunos días solo quiero verlo arder. 

Algunos días me siento tan vivo. 
Algunos días solo sobrevivo. 

Algunos días puedo con el mundo entero. 
Algunos días el mundo puede conmigo. 

A veces río intensamente. 
A veces me ahogo sin que nadie lo note. 


Hace un tiempito atrás fui diagnosticado con depresión. Aunque ya me lo sospechaba porque lo estaba notando en mí, fue como un balde de agua fría. Una cosa es sospechar que tienes algo, otra muy diferente es confirmarlo. No explicaré el cómo llegué ahí, ya que es algo más personal, y no es tan sencillo como decir, "Fue por tal y tal cosa". No. Esto no es "Thirteen Reasons Why". 

No me equivoco al decir que esta ha sido la experiencia más fuerte y más retante de mi vida en todos los aspectos. Me ha afectado en ámbitos laborales, personales, en mis relaciones con otras personas, y en la manera en que manejo mi diario vivir. No escribo esto para que alguien me coja pena (sabemos de quién es amiga la pena), solo para contar mi experiencia. Y por favor, no quiero sermones ni lecciones de vida cuando terminen de leer. Solo empatía. Aclaro además que sí he ido a terapia, y fue maravilloso. 



Creo que uno de los sentimientos que más fuerte he sentido con la depresión es el de un vacío extremo. Imagina el vacío que sientes en tu pancita cuando tienes hambre. Ahora, mueve ese vacío a tu pecho y multiplícalo por diez. Así se siente la gran mayoría de los días. Sí, hay días mejores que otros, y días donde el vacío ni siquiera se siente. Pero llegan otros días que es como que si el vacío se apoderara de ti; dejo de ser Ema, y me convierto en algo frío, algo que no me gusta. 

Se siente como si algo te faltara, como si hubieses perdido una pieza importante en ti. Luego de ir a terapia, comprendí que ese sentimiento de vacío no será llenado por fiestas, alcohol, amistades, mucho menos amores, ni familiares; el vacío lo lleno yo. Puedo tener algo o alguien como un apoyo en el proceso, pero mi salvación como tal me corresponde a mí, no a nadie más. Por eso no creo en esto de ahogar las penas en bebida- al menos a mí no me sirve. 

Hay momentos en que ese vacío no se siente tan grande. He inclusive llegado a descubrir cómo trabajar con él, llenándolo de todo el amor propio posible. Pero es una batalla prácticamente diaria. No es como si un día te levantaras y solo decidieras que no te sentirás mal, que la depresión no te atacará. No es tan sencillo como eso. 


Con el vacío, viene la soledad. Se siente como si estuvieras al borde de un precipicio, gritando para que alguien te ayude y te salve, pero, aunque estás rodeado de muchas personas, nadie parece escucharte. Sabes que estás rodeado de amigos y familiares que te apoyan, pero a la vez es una carga que estás llevando tú, y no crees que alguien más pueda comprenderte o ayudarte. En ocasiones puede pasar que las personas que te desean apoyar tienen un interés genuino, pero no saben cómo hacerlo. Por más amor que tengo, sí se siente mayormente como si estuviese yo solo luchando contra esto- aunque sé que no es así. 

No, la depresión no es solo estar triste todo el tiempo. Eso es una idea errónea. Puedo sentir felicidad, y soy capaz de crear momentos felices. Pero al menos en mí, cuando la tristeza dice llegar, pega bastante fuerte. Es como algo que me deja casi incapacitado en el sentido que no puedo ver algo positivo. Lo comparo con un cielo gris, casi negro por la tormenta que se avecina, sin poder ver un solo rayo de sol. Sé que el sol está ahí, y estoy más que consciente que la tristeza no será eterna, más eso no borra los hechos ni el sentimiento. Nuevamente, no estoy triste todo el tiempo, es solo que se siente más fuerte de lo normal, supongo. 



Para mí uno de los aspectos más difíciles de la depresión con los que he tenido que trabajar ha sido el desánimo. Sé que tengo cosas que hacer, sé que tengo un trabajo con el que cumplir y otras responsabilidades. Y es algo que con el tiempo he logrado manejar, algo con lo que he logrado convivir. Más hay días que solo salir de mi cama se siente como una misión. Bañarme, comer, responder mensajes, contestar llamadas, atender a mis mascotas, limpiar, trabajar, encender la televisión... todo se siente como escalar la montaña del Everest o el monte Olimpo. Imagina tener una piedra muy pesada en tu pecho, la cual intentas empujar y sacar fuera de ti, pero mientras más lo intentas, más pesada se vuelve. 

En días así, tiende a estar presente el típico, "Tienes que echarle ganas", acompañado por un ceño fruncido y un tono de voz que promete un sermón si no haces lo que te dicen. A todo aquel que me ha dicho eso, les diré que deberían hacer una rutina de cardio cuando estén enfermos, y si sienten que no pueden, les diré, "Tienen que echarle ganas". No pueden hacerlo, ¿verdad? La salud mental afecta nuestro físico tanto como un virus por así decirlo. Mi depresión no es algo que puedo desactivar para complacerlos, ni es algo que mejorará solo por echarle ganas. NO ES ASÍ DE FÁCIL. Intento lo más posible trabajarlo a diario, y lo he logrado muchas veces, pero necesito que entiendan que no es algo sencillo. Así mismo, comprendo que no es fácil verme así, pero no voy a sanar cuando a ustedes les plazca simplemente para que no se sientan mal. 

Esta es Ramona Flowers en los comics de Scott Pilgrim.


Mi concentración no es la misma. Si antes me distraía con mucha facilidad, ahora no se quieran ni imaginar. La mayoría de las veces me lo tomo con humor, porque genuinamente me hace reír lo despistado que me pongo. Pero hay ocasiones en que solo sentarme a ver una película requiere toda mi concentración, y usualmente no las termino. A veces para leer me cuesta demasiado concentrarme, algo que antes no me sucedía. Mi memoria se ha afectado también, lo cual ya me ha causado varios problemas. Y mi sueño, pues... digamos que la melatonina se ha vuelto mi mejor amiga. 

Es difícil desarrollar el amor propio cuando tienes la depresión susurrando en tu oído que no eres suficiente y que nunca lo serás. O peor, culpándote por sentirte así. Aunque puedo decir con orgullo que he logrado crecer en este aspecto, y hoy tengo una mayor seguridad que antes, más he crecido en el sentido de respetarme mucho más. Intento no prestarle atención a esos sentimientos que me repiten cada cosa negativa, real o imaginaria, en mi mente a diario. Se siente como luchar contigo mismo, más intento verle un lado positivo a esto: lo utilizo como una manera de desarrollar más mi autoestima, intentando cada día ser mejor que ayer. 

Sin embargo, parte de este trato a mí mismo viene también en el espejo. Uno de los síntomas de la depresión es que afecta tu apetito; puedes comenzar a comer mucho menos, o mucho más. Yo pues, tiendo a comer demás. Se ha vuelto como una mezcla de muchas cosas: trabajar con mi imagen, auto percepción, y mensajes mediáticos que celebran el cuerpo masculino con músculos marcados ignorando el resto. Mi mente me repite que no soy suficiente, mientras yo intento enviarle un mensaje distinto. Es difícil, pero creo que voy por buen camino en esta parte. 



Tuve una persona sumamente maravillosa en mi vida hace unos veranos mientras comenzaba mis estudios en Montessori. En los diarios reflexivos que se nos pedía escribir, ella me comentaba la importancia y la grandeza de tratarme con más amabilidad y gentileza. De todas sus lecciones, esta ha sido la que más se me ha quedado, ya que creo que me la obsequió en el momento que más la necesitaba. Tiendo a juzgarme con mucha frialdad y crueldad, y definitivamente no es de mis mejores rasgos; tener depresión no ha sido exactamente una ayuda en esto. Pero las palabras dulces de ella me dieron un rayo de luz en medio de tanta oscuridad, y ahora intento a diario tratarme más bonito, por más fuerte que se me haga. Leí por ahí que nuestra mente se cree todo lo que le digamos, así que, aunque mi mente me quiere empujar a maltratarme, estoy intentando cambiar esto. 

Esta estrategia la reforcé más con mi psicóloga, quien trabajó mucho conmigo el manejo de mis emociones. Por cada sentimiento negativo, lo reforzaba con otros cuatro que fuesen positivos. Me ayudó a entender lo que pasaba conmigo, y cómo manejar los mensajes que mi cerebro me envía a cada momento. Les recuerdo que la terapia no es para locos, es para personas que reconocen que tienen un problema y buscan cómo mejorar; es tan normal como ir al hospital si nos sentimos mal. No podría recomendar más el ir a terapia si lo necesitan; solo quisiera que estuviese más accesible en cuestiones económicas, ya que hay personas que la necesitan, pero no pueden costearla. Sin embargo, al menos desde mi experiencia, el ir a terapia fue de las mejores decisiones que he podido tomar en mi vida. 



Tristemente, sigue habiendo personas complicadas con las que tengo que lidiar casi a diario. Juro que, si alguien más me dice, "Tienes que poner de tu parte", "No es para tanto", "Deja la changuería", "Yo no creo en la depresión, eso son changuerías tuyas" o "Eso te pasa por alejarte de la iglesia", lo voy a bloquear en mi teléfono y en mi vida. Si no van a apoyar, cállense. A eso le sumo otras frases bien lindas que me han dicho, tales como, "No te dejes caer otra vez en depresión", "No te deberías sentir así o caerás de nuevo en depresión", y "No puedes ser tan débil como para recaer".  No sé cómo explicar ya que mi psicóloga no tiene una varita mágica para "curarme" la depresión; ella se encargó de ayudarme a descubrir las herramientas en mí para poder lidiar con mi trastorno, y me ayudó a descubrir mi propia fortaleza para salir adelante. Me dio de alta porque consideró que ya podía trabajar con esto solo, pero la depresión no es algo que se va así porque sí. 

Igualmente, están las personas que me dicen que no me debería sentir así porque hay gente que lo está pasando peor que yo. No es solo un pensamiento dañino, sino también egoísta y sin compasión alguna. Obviamente, sé que hay personas que pasan por cosas súper difíciles a diario, desde enfermedades físicas mortales, accidentes, pérdidas, y demás. Pero el que alguien lo esté teniendo "peor que yo" no va a borrar lo que siento y lo que vivo. ¿Por qué mi dolor vale menos que el de alguien más? Siguiendo esta lógica, ya lo saben- si se caen por las escaleras y se rompen un par de costillas, ni se les ocurra llorar o quejarse porque alguien en un hospital está muriendo en esos momentos. Decirme algo como esto es decirme que mi dolor y mi experiencia no importan, que lo que vivo a diario es una nimiedad; mientras, tengo días que me siento morir por dentro, pero no importa porque alguien está peor. 

El de la izquierda es un cerebro con depresión. Vuelvan a decirme que es solo cuestión de echarle ganas. Vuelvan, I double dare you


Quisiera que se entendiera algo. Solo por decir que se me hace difícil, no quiere decir que no trabajo con eso a diario. Sí lucho, sí me esfuerzo. Solo que hay que entender que no es tan sencillo como decir, "Escoge ser feliz hoy". Así que, ¿cómo es mi vida en general viviendo con depresión? 

Me cuesta mucho a veces responder mensajes y llamadas porque no tengo energía. Me canso rápidamente de estar con otros, y necesito largos periodos de soledad para recargar mis baterías. Se me hace difícil creerme merecedor de cariño y amor, porque pienso que nadie podría amarme si supieran lo difícil que se me hace vivir el día a día. Me alejo de las personas para no lastimarlas, y en ocasiones porque prefiero irme antes de que se vayan. No me gusta escribir cuando me siento mal, porque no quiero molestar a nadie. Dormir es como un escape, porque mientras duermo nada duele, y eso es si logro dormir. Es difícil crear amistades y conexiones profundas, y a veces pienso que todos simplemente se irán un día, y que yo lo habré provocado. Sé que no es fácil lidiar con alguien como yo, y ya me han dicho más de una vez que no es fácil quererme, y lo entiendo; sí agradezco, sin embargo, a quienes se han quedado. 

No estoy triste cada segundo de mis días, pero solo porque río mucho no significa que esté completamente bien. No tengo ideas suicidas, ya que, contrario a lo que muchos piensan, el suicidio y la depresión no van necesariamente de la mano. Sí hay días que respirar es más complicado, y existir es todo lo que puedo lograr; pero creo que está bien si hay días que solo puedo sobrevivir, ya que entiendo que no tengo que ser productivo y/o feliz todo el tiempo para ser válido. 



En un tono más positivo, puedo decir que tengo mucha fe en mí. Sé que estaré bien; tal vez no hoy o mañana, pero sé que tengo las herramientas necesarias para progresar. Sé que esto no me define como persona, y que tengo mucho más por ofrecer. Tengo mis días buenos y mis días malos, pero aún en los malos conservo la esperanza de que no es para siempre. Si interactúas conmigo en mis días malos, por favor entiende que mi proyección al mundo no tiene nada que ver contigo, y que estoy poniendo mi esfuerzo máximo para no dejarme vencer en esos momentos. No voy a perder mi tiempo deseando ser el de antes, ya que de nada sirve seguir mirando al pasado. Por alguna razón me tocó vivir este proceso, así que intentaré hacer lo mejor posible con ello. Además, creo que algo bonito dentro de todo este asunto es que he aprendido a valorar más a las personas, y a ver a los demás con más empatía y dulzura.

No estoy donde quisiera, pero tampoco estoy donde estuve anteriormente; he mejorado bastante, aunque no siempre se note. Puede parecer imposible a veces, pero sé que podré con esto. Entre todas las palabras negativas que llegan a mí, estoy consciente de las positivas también. Sigo siendo capaz de crear grandes cosas y ser alguien bueno. Estaré bien... me lo prometo. 

Este post va dedicado a mis gatitas, Miss Indiana y Lady Sansa 
💓💓


P.S. Esto no fue fácil de escribir, así que me regalaré mantecado. Y al Ema del futuro- vuelve a leer esto cuando te sientas mal, para que veas lo mucho que has progresado. 

2 comments:

  1. Ema, eres un ser grandioso. Nadie sabe lo difícil que es vivir con un diagnóstico, en mi caso la ansiedad ha llevado enfermarme físicamente. Necesitamos personas que nos apoyen en este proceso sin juzgarnos.

    Tqm.

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  2. ¡Te quiero Ema!
    Un día a la vez…

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